La Marcha del Silencio

«Por verdad, memoria y nunca más marchamos en silencio el día 20 de mayo en homenaje a las víctimas de la dictadura militar y en repudio a las violaciones de los derechos humanos. Nos concentraremos a las 19 horas en la Plaza a Los Desaparecidos en América, en Jackson y Avenida Rivera, para desde allí partir hacia la Plaza Libertad con flores y el pabellón nacional. El homenaje a las víctimas no puede ser otro que el reconocimiento a través de la verdad de los hechos, la recuperación de la memoria y la exigencia de que en Uruguay nunca más exista la tortura, las ejecuciones y la desaparición forzada de personas…»

La convocatoria, de carácter público, lleva la firma de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos. Data de 1996, cuando se cumpieron dos décadas exactas de los hallazgos de los cuerpos baleados y torturados de Rosario Barredo, William Whitelaw, del senador Zelmar Michelini y del diputado Héctor Gutiérrez Ruiz.

No hace falta hablar, murmurar ni gritar. Tan sólo callar, porque el silencio tiene esa enorme potencialidad de poder expresarlo todo.

Sin embargo, cuando ese silencio lo ejerce el poder, lleva el rostro de una impunidad que deja heridas abiertas para las generaciones pasadas, actuales y futuras.

En una sociedad, las movilizaciones colectivas, con pancartas en alto y rostros en blanco y negro, dicen mucho más de lo que omiten.

La memoria es ese reservorio donde los sucesos traumáticos del ayer ya no quedan alojados en el olvido sino que siguen interpelando en el presente.

La dictadura cívico militar de Uruguay fue una larga noche de 12 años, entre 1973 y 1985.

Al día de la fecha, son 197 las personas desaparecidas. Sus familiares y demás miembros de la sociedad, en conjunto, exigen al Estado certezas sobre sus paraderos, porque cualquier integrante de un colectivo, aún ya sin vida, también tiene derechos.

Ni las gestiones de los mandatos constitucionales de Julio Sanguinetti (1985-1990 y 1995-200), ni el de Luis Lacalle Herrera (1990-1995), han brindado mayores precisiones al respecto. Tampoco demasiado interés en avanzar sobre asuntos de alto contenido humano y notoria sensibilidad social.

Esa tendencia cambió con el gobierno del dirigente del Partido Colorado Jorge Battlle (2000-2005), quien reconoció una deda a subsanar, creando así la Comisión para la Paz, un organismo encargado de ocuparse en investigar qué sucedió con los crímes de lesa humanidad a cargo del terrorismo estatal.

Con la Presidencia de José Mujica, líder del partido de centro izquierda Frente Amplio (2005-2010), se iniciaron las búsquedas de desaparecidos en suelo uruguayo, pero esas indagaciones tuvieron el obstáculo del pacto de silencio de los propios militares.

Aun así, el descontento de la sociedad alcanza a todos los gobiernos.

La consigna de Memoria, Verdad y Justicia, junto al legado de proclama por un Nunca Más, no sólo es patrimonio de Argentina, sino que abraza a todos los pueblos de la región, sometidas a las brutalidades del denominado Plan Cóndor.

En la vigésimo novena marcha para exigir dignidad y reparación, miles de ciudadanos charrúas se movilizaron sin renunciamientos y están decididos a seguir dando lucha. De alguna manera, se trata cuestionar al poder, apropiándose de alguna manera de aquellas palabras con tinte épico a cargo del gran Eduardo Galeano: «Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir».


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