50 años de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), orgullo para los chubutenses y el sur argentino

En tiempos difíciles para la educación pública, cuando se intenta desestabilizar un derecho adquirido por el esfuerzo, la convicción y la necesidad de la ciudadanía, resulta imperioso volver a los orígenes y comprender la importancia de las políticas de Estado en un país que históricamente debe afrontar desigualdades.

Argentina, pionera en instituciones de nivel superior en los pueblos de la región, tuvo su primera academia en 1613, mucho antes del período independentista, con la creación de lo que hoy se conoce como Universidad Nacional de Córdoba. Luego de la etapa de emancipación de la patria, surgieron las universidades de Buenos Aires (1821), La Plata (1897), Tucumán (1914) y el Litoral (1919).

Más tarde surgieron otras, hasta que el sur postergado, donde hubo una gran presencia salesiana que abrió escuelas, iglesias y centros de fomento, empezó a gestionar sus propias instituciones hacia mediados de la década de 1940. Luego, hubo diversos intentos para crear la Universidad Nacional de la Patagonia, con sede en Comodoro Rivadavia y dependencias en las localidades de Trelew, Esquel (todas pertenecientes a Chubut) y Río Gallegos (Santa Cruz), pero las iniciativas no prosperaban políticamente.

No obstante, durante todos esos años funcionaban institutos y demás organismos que otorgaban títulos oficiales, aunque todavía seguían sin calificar como universitarios.

A principios de la década de 1960, y a los fines de evitar el éxodo de jóvenes que decidían partir hacia otros lugares del centro y norte del país, se creó la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, que era de carácter privado y confesional. Ofrecía distintas carreras (Geología, Física, Farmacia e Ingenierías; así como también Letras, Historia y Geografía) y tenía convenios de titulaciones de grado con la Universidad Nacional del Sur (UNS) de Bahía Blanca.

Ya entrados los años 70, y con los efectos del Cordobazo en el contexto de los reclamos juveniles asociados al movimeinto obrero, el movimiento estudiantil de la provincia se encargó de exigir mejores condiciones formativas e inició gestiones para crear una universidad nacional que, como tal, se inscribiera en el Decreto Presidencial N° 29337/49 que establecía desde 1949 la gratuidad para la educación superior.

Ese logro, tan luchado y esperado, que llevó décadas de vanas intenciones, frustrados proyectos y postergadas decisiones, finalmente se conquistaría el 4 de mayo de 1974, momento en que inicia sus funciones la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, una iniciativa que fusionaba la vigente academia salesiana con el nuevo organismo de carácter federal.

Según se lee en la Ley 20.296 fecha un año atrás, entre los fundamentos de la incipiente universidad se encuentran asuntos tales como «[…] evitar las migraciones de jóvenes, futuros protagonistas de la grandeza de la región; (…) contar con recursos humanos de alto nivel de capacitación para explotar las riquezas patagónicas (recursos mineros, marítimos, etc.); (…) producir la integracional regional, nacional y con otros países, especialmente los latinoamericanos, a través de ayuda e intercambios».

A 50 años de aquel hito, la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco cuenta con 49 carreras a elección repartidas en 5 Facultades (Humanidades y Ciencias Sociales; Ciencias Económicas; Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud; Ingeniería; Ciencias Jurídicas). Asimismo, la matrícula de estudiantes ronda los 23.500 inscriptos, siendo aproximadamente el 5% extranjeros.

Este presente, en permanente expansión, pone a las claras lo indispensable que es para un país garantizar oportunidades de progreso a sus habitantes, poblando aquellas zonas que requieren de profesionales para el bienestar de una comunidad.

Con mucho esfuerzo y afrontando dificultades económicas, logísticas y de difusión, la UNPSJB se sostiene como un ámbito que contiene, acompaña y prepara a aquellas personas de la Argentina más profunda, que lejos de los grandes centros no se quedan si su chance de crecer humana y laboralmente.

Una casa de estudios en el sur genera fuentes de trabajo, desarrollo y hermandad en sociedades generalmente ignoradas por pertenecer a una periferia donde los principales centros quedan a una enorme distancia de los sueños.

(Felicidades, UNPSJB, el lugar donde mi madre ha tenido su lugar para ayudar a su familia, y donde hoy mi hermano también se desempeña).


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