Sentirse parte

¿Qué podría inspirar una clase de Filosofía capaz de privilegiar el encuentro de las subjetividades en vez de presentar a los lejanos héroes del pensamiento?

¿Cuáles son los motivos que invitan a estudiantes de Construcción de Ciudadanía al cultivo de la pregunta por el ser y sus circunstancias, mientras eligen, llevan y comparten en una mesa redonda la historia de una foto junto a seres queridos?

¿Cómo convive la infancia con aquellas preguntas milenarias descubiertas a partir de una caja que se convierte en una mágica epifanía?

¿Por qué esa juventud que habita el último año de la Secundaria se encuentra condenada a los prejuicios peyorativos, cuando tiene la dignidad de rebelarse y completar un cuestionario de Proyectos de Investigación en donde ponen en juego sus sueños de estudiar y trabajar a la vez, buscando resolver aquellos miedos y preocupaciones que de algún modo perturban?

Mientras las altas esferas del sistema educativo discuten la cantidad obligatoria de días de clases, omiten que el asunto va por otro lado. Ensimismados en las normas y las formas, parecieran olvidarse que están ante personas.

¿Y el placer?

¿Se recuerda que ‘saber’ viene de ‘saborear’, ‘disfrutar’ significa ‘dar frutos’ y ‘recordar’ es ‘volver a pasar por el corazón’?

¿Qué pasó para que trabajar e ir a la escuela sean asociados al castigo antes que a un ejercicio en perspectiva de derechos inalienables para cualquier ser humano?

En las aulas conviven el hijo de laburantes que no tienen días de descanso y quienes aún sobrellevan pérdidas irreparables. Suspiran aquellos que aún no pueden verbalizar la infinita tristeza de ver morir a su mascota y también los que son integrados a causa de alguna discapacidad. Maduran repentinamente los padres prematuros.

Están los que se quiebran pero completan el relato al evocar en señal de gratitud a los afectos que los cuidan y acompañan; y además los que lloraron desconsoladamente cuando debieron abandonar sus países de origen en busca de oportunidades.

Entre tanto, todos juntos. Sosteniendo una estructura que con nosotros no alcanza para sostenerse pero sin nuestra presencia colectiva se derrumbaría por completo.

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