Hay una canción del argentino César Isella (1938-2021), interpretada entre muchos otros artistas como la costarricense y mexicana Chavela Vargas (1919-2012), que se convirtió en emblema a partir de popularizarse un fragmento tan épico como contundente: ‘… uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida’.
Me preguntaba últimamente si la acción y el efecto de ‘amar la vida’ tenía que ver con algo del pasado, como si las mejores versiones que uno sueña con enorme devoción adquirieran relevancia mayúscula en una suerte de reservorio inmaculado.
Lo que sucede muchas veces es que el amor, cuando va acompañado de deslumbramiento, tiene un impacto efímero, llamado a devenir en otro estado que al pasar la novedad ya no mantiene el mismo efecto.
La clave del encanto, además de su fugacidad, también lleva consigo un placebo de corta duración.
Por eso debe ser que resulta difícil hablar de felicidad conjugándola en tiempo presente; pero no cuesta tanto al evocarla (‘yo fui cuando…’) o al desearla (‘yo sería si…’).
A veces pienso que el registro más significativo de mi vida empezó en 2001, cuando me fui de mi casa de Trelew en busca de algunos sueños. La primera escala fue Bahía Blanca, lugar donde viví entre principios de ese año y fines de 2004; o lo que es igual decir, entre mis 18 y 22 de edad.
Tenía un objetivo principal que no llegué a cumplir pero al final me encontré con otros, no por eso menos relevantes.
En Bahía Blanca conocí personas muy buenas -solidarias, empáticas, humildes- con quienes aprendí a vivir, haciendo eje en pilares que hoy me siguen sosteniendo humanamente.
Cada vez que algún nubarrón se posa en mis propios cielos, vuelvo a esos horizontes para darle la razón a Chavela y advertir que parte de la calma pasa por descansar en amistades puras, aquellas que le dan sentido al día a día sin apelar a ficticias grandilocuencias.
(Muchas gracias: Luciana y Guile; Mati, Lucre y Luis; Silvio e Inés; ‘Ruth’; Belén, Emanuel y familia; a todos, por recibirme con la calidez de siempre; y a quienes en esta oportunidad no pude ver por diversas razones va mi abrazo por igual).