RCP: la oportunidad de salvar vidas en situaciones límites

En estos tiempos de extrema sensibilidad social por hechos de violencia juvenil que ponen bajo la lupa el caso de Fernando Báez Sosa, la mirada también se ha dirigido a Virginia Pérez Antonelli, la adolescente de por entonces 17 años de edad que le practicó RCP a la víctima de la brutal golpiza, dando incluso indicaciones precisas para que quienes tomaran la posta en ese intento de resucitación supieran cómo hacerlo.

Ella fue citada a declarar a comienzos de enero, en los inicios del juicio que se lleva a cabo contra los ocho acusados de cometer un asesinato a la salida de un local bailable en la ciudad de Villa Gesell. Previamente, tras aquella fatídica madrugada del 18 de enero de 2020, contó a los medios lo sucedido, no solamente para contribuir al esclareciento del hecho sino también para prevenir y concientizar sobre la importancia de saber practicar la Reanimación Cardio Pulmonar (RCP).

Desde hace tres años es de público conocimiento que Pérez Antonelli está prepararada para emergencias de tal naturaleza. En su voz se anuncia el curso de la Cruz Roja que hizo por intermedio de su escuela secundaria.

De lo anterior, surgen al menos tres mensajes significativos: uno, referido a poner de relieve la valía subestimada de saber hacer RCP; otro, el lugar de las escuelas como centros formativos de aprendizajes que son indispensables para salvar vidas; y el último, que el peor RCP es el que no se hace, desmitificando que la maniobra contribuya a generar alguna muerte o que pueda estar penada por la ley, dos situaciones descartadas absolutamente.

El RCP es una acción de intervención inmediata para realizar a personas que padecen un infarto cardiorrespiratorio. Consiste en presionar con ambas manos sobre el pecho de la víctima a los fines de que pueda recuperar el aire antes de perder definitivamente los signos vitales. Se efectúa en caso de que alguien en situación de emergencia no tenga pulso, y el ejercicio en adultos implica intercalar alrededor de 6 segundos de presión torácica con un estímulo de respiración boca a boca (para niños y lactantes, la frecuencia es de una respiración cada 3 segundos); así hasta restablecer la salud del padeciendo o a la espera de que arribe una ambulancia u otro personal especializado de la medicina.

Según estimaciones, las maniobras de RCP pueden aumentar en un 40 % las posibilidades de sobrevida de alguien damnificado.

Es clave mantener la calma y a la vez ser expeditivo. Para ello se vuelve indispensable tomar cursos y tener muy en claro el protocolo, que a su vez exige memorizar teléfonos de emergencia: en Argentina, el 911 y el 107 son los principales números para comunicarse (ya sea el rescatista o algún tercero) en ocasiones apremiantes.

Virginia es ejemplo de valentía por asumir una responsabilidad mayúscula en un momento crucial. Demostró compromiso, idoneidad y sentido común, siendo solidaria en una instancia que requería presencia y no abandono de persona.

A Fernando ya lo habían matado, pero su aporte vale igual: con su testimonio también está invitando a comprometerse, con lo cual hay un llamado a la sociedad en general y a la juventud en particular para que siempre se esté listo ante episodios que pueden cambiar el orden de las cosas en tan sólo un suspiro.

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