Cada 1 de diciembre es el Día Mundial de la lucha contra el SIDA. Al igual que con el cáncer (cuya fecha de concientización es el 4 de febrero), activistas y profesionales en el asunto proponen que se quite la palabra «lucha» en la efeméride. El argumento es pertinente, dado que ubica al paciente que contrae y eventualmente desarrolla el virus, en una situación de mayor vulnerabilidad, como si sólo dependiera de sí mismo abordar una enfermedad que se trata pero no tiene cura y que debería contar con mayores canales de difusión, prevención y humanidad, para evitar estogmatizaciones que, en el peor de los casos, pueden ser contraproducentes desde el punto de vista médico y social.
Desde 2010, la Asociación Civil RAJAP se encarga de acompañar, atender y contener, a pacientes de entre 14 y 30 años de edad que viven con el virus, algunas de las cuales han nacido con él por ser hijos de padres portadores.
La periodista Emilia Erbetta ha escrito algunos artículos al respecto, uno de los cuales fue publicado por el sitio Redacción en 2018. En él, se recaban testimonios de adolescentes que exponen su realidad ante el hecho de aprender a convivir con un virus que, al menos por ahora, llevarán por siempre.
Según cierta sabiduría popular, hay quienes valoran la salud cuando no se la tiene o parcialmente se la pierda. ¿Pero qué sucede cuando hay quienes llegan al mundo con una enfermedad heredada?
La nota mencionada cuenta los padecimientos de menores de edad que están en permanentes tratamientos, consumiendo cócteles de fármacos que resultan invasivos para su salud. Además, presenta las voces de adolescentes y jóvenes que manifiestan lógica tristeza ante episodios de discriminación e indiferencia al dar a conocer su realidad como positivos.
Desde RAJAP (Red de Adolescentes y Jóvenes Positivos, con centros en distintos lugares del país) se ofrece información para prevenir contagios, tratamientos para para contrarrestar los efectos devastadores del virus, socialización de casos de personas que se vuelven activistas de la causa y maneras de dejar de lado mitos que existen ante una afección que no sólo es física sino también psíquica y social.