¿Qué queremos como sociedad?

El hermoso estadio de Estudiantes de La Plata se remodeló e inauguró a fines de 2019. Se encuentra ubicado en Avenida 1 y Calle 57, a una cuadra de la Escuela Secundaria de Educación Técnica N° 6.

Desde la segunda mitad de 2021, cuando paulatinamente volvieron a realizarse espectáculos abiertos al público (primero con restricciones, más tarde ampliando su masividad), no se presentó una problemática que tuvo su punto álgido esta semana: la fiesta del fútbol o el derecho de la educación.

A las 19.30 horas del miércoles 11 de mayo, el club pincharrata jugaba un partido decisivo y a eliminación directa contra Argentinos Juniors por la Copa de la Liga del Fútbol Argentino.

Desde los primeros momentos de la tarde, se inició un operativo policial para gestionar los accesos del público local, una multitud lógicamente enfervorizada y fiel a un equipo que lo está representando de muy bien en la cancha, al punto tal de haberse calzado el traje de candidato.

Anticipándose a lo que iba a suceder, la orden de Secretaría de Inspección de Escuelas fue clara: no se suspenden las clases bajo ningún punto de vista (algo que sí había sucedido, por lo menos, una veintena de veces antes, entre la segunda mitad de 2021 y la presente fecha, cada vez que Estudiantes juega de local).

Lógicamente, la reacción de la comunidad educativa del Albert Thomas fue repudiar ese medida. Un grupo de docentes firmó una solicitada, a la que adhirieron preceptores y familias de jóvenes que, en muchos casos, aún son menores de edad y asistan tanto al Turno Tarde como Vespertino.

Llamó la atención que oficialmente se anunciara la existencia de un corredor para garantizar la seguridad de quienes debían asistir a la escuela. ¿En qué consistió esa aparente solución? Nada menos que en apenas tres vallas de contención que no impidieron el colapso de las calles que rodean a la institución educativa y al club deportivo, ambos linderos mutuamente.

El conflicto generó versiones cruzadas que llegaron a los principales medios locales y que de algún modo replicó algo parecido a lo que sucedió hace unas semanas, cuando la banda de rock La Renga dio un recital en el Estadio Ciudad de La Plata, algo que tuvo lugar un día de semana y que impidió a muchos vecinos salir de sus hogares para hacer sus actividades cotidianas, como por ejemplo, enviar a sus niños y adolescentes a la escuela.

Ante este panorama, algún serio replanteo por parte de las autoridades municipales y provinciales debería haber.

¿Cómo puede ser que una ciudad de casi un millón de habitantes como La Plata tenga tres estadios de fútbol, uno de los cuales -el más amplio en capacidad- está prácticamente en desuso?

¿Cuánto dinero se destina a eventos culturales, en gran parte financiados por empresas privadas, que van en detrimento de la educación?

¿Qué nos ha pasado como sociedad para que las tribunas estén repletas de aficionados y las aulas de las escuelas se encuentren vacías?

La culpa no es de Estudiantes ni del Albert Thomas.

La lupa debe estar puesta en los intereses creados por parte de esa absurda y funcional demagogia que busca visibilizar una mentira: mantener las escuelas abiertas, sí, pero sin gente mientras la fiesta está en los estadios.

Foto: El Día


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