No todos los instantes son iguales.
En principio, algunos resultan más decisivos o irrelevantes que otros.
El asunto pasa por mirar ambos lados y también saber qué se deja atrás.
Hay quienes van por ir y otros que ya ni pueden volver cuando avanzaron.
Están los que se paralizan entre el origen y el destino, viendo envejecer esos dos polos opuestos que mutan su apariencia.
Jean Paul Sartre afirmaba que el ser humano está condenado a su libertad. Por acción u omisión, no puede escapar de ella. Hasta un esclavo decide entre someterse o morir.
El problema sería esa creencia que crece en la disconformidad, cuando la insatisfacción disfraza de mejores destinos aquéllos en los que uno nunca está.
En uno de los magistrales cuentos comprendidos en Crónicas del Ángel Gris, acaso su libro más icónico, Alejandro Dolina reflexiona diciendo que no hay sueño más imposible que el de los regresos.
Y tal vez por ello ha de surgir la fatídica certeza de que nunca seremos más jóvenes que hoy, jamás volveremos a ver a nuestros muertos y el amor perfecto no existe.
Como diría el Loco Bielsa, triunfar en la vida no es otra cosa más que una ilusión. ¿A quién se le gana? ¿Con qué fines? ¿Por qué?
Cuando Iván Noble canta «Bien Benito», su juego de palabras recibe a su hijo recién nacido que arrojado a la existencia habitará un mundo cruel, pero que si elige bien puede ser tan maravilloso como hermoso.
Cruzar mirando los dos lados de la calle, a lo mejor reduzca el margen de error hacia la tristeza.
Teniendo en cuenta lo que de algún modo enseñaba René Descartes, más vale cuestionar todo lo dado que aceptar ciegamente un conjunto de falsas y dañinas promesas.
¿Y si el tren pasa una vez?
¿Y si te lo estás perdiendo?
¿Y si en realidad es el equivocado?
Ha de sospecharse, entonces, que a la vida le gusta jugar al desconcierto; pero en ocasiones queda expuesta, con las cartas visibles en la mano y sin más misterios para sostener.
Pero qué pasa…
… Muchos encuentran ese instante cuando están a punto de morir y otros directamente mueren antes de tiempo por no lograr superar tanta incredulidad.
Adriano LH 