Reforma Universitaria

Se cumplen 103 años de uno de los hitos más significativos del sistema educativo argentino.

El 15 de junio de 1918, en plena presidencia de Hipólito Irigoyen y mientras se expandían los alcances la Revolución Rusa sobre el final de la 1ra Guerra Mundial, la Universidad Nacional de Córdoba vivió momentos convulsionados: un grupo de estudiantes de las Facultades de Medicina, Derecho y Ciencias Exactas, tomó el Rectorado para impedir la elección de un dirigente con ideas opuestas a la Federación Universitaria Argentina (integrada por representantes de la universidades nacionales de Tucumán, Santa Fe, Córdoba, La Plata y Buenos Aires), que se había conformado meses antes con el objetivo de dar mayor fuerza y legitimidad a reclamos llamados a democratizar las políticas universitarias.

Ese acontecimiento fue revolucionario en su momento porque se trató de la primera gran conquista social de los movimientos estudiantiles, ávidos por separar a las universidades de las élites gubernamentales. Entre otros efectos, se logró la autonomía de las universidades (con propios llamados a elecciones), la libertad de pensamiento en cada cátedra, el nombramiento de docentes por concurso de antecedentes y oposición, y el estímulo para la investigación junto a la apuesta por el conocimiento científico, claves para el desarrollo del país.

Posteriormente, la misma lucha tuvo eco en diversas capitales de América Latina, destacándose especialmente el énfasis de Uruguay, Chile, México y Cuba, que a su vez fueron sedes de Congresos en los cuales disertaron los protagonistas de este giro que se inscribió en las gestas emancipadoras de los pueblos de la Región.

Hay quienes dicen que la Reforma Universitaria de 1918 fue el antecedente al Mayo Francés y las movilizaciones del 68 mexicano, que tuvieron a estudiantes universitarios participando de protestas en favor de derechos trascendentales a los meros ámbitos académicos.

Esa cercanía con otros sectores de la población (obreros, campesinos, minorías de diversa índole) empoderaron a las universidades, que desde entonces y para siempre siguen siendo epicentro de muchas transformaciones colectivas.

No es poco en un mundo cuyos dueños suelen ejercer violencia desde el anonimato.


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