Son tiempos difíciles para el país: los ajustes económicos, la falta de recursos y la debilidad de las políticas de Estado, generan un clima social de tensiones y voces de protestas.
La crisis nacional también impacta en las provincias; y en el caso de Chubut, se agudiza por el vacío institucional que se produjo a raíz del fallecimiento del gobernador electo Mario Das Neves, debiendo delegar el mando en Mariano Arcioni, quien a partir de diciembre de 2017 conduce los destinos del lugar.
Desde hace meses, los gremios y sindicatos salen a las calles para visibilizar los reclamos, cuestionando fuertemente la decisión de cobrar los sueldos de manera parcial o escalonada y sin actualización de paritarias, mientras ese impacto no afecta a las grandes empresas como Pan American Energy, Tecpetrol, y ALUAR; ni tampoco a terratenientes como Benetton o sectores como las pesqueras y los casinos. Si a todos estos actores -millonarios en ganancias- les aumentaran los impuestos, la situación sería muy distinta y permitiría equilibrar la economía; pero, evidentemente, el actual gobierno no parece estar muy dispuesto a promover esa iniciativa.
Por lo tanto, las indignaciones y manifestaciones crecen. Grupos de trabajadores estatales visibilizan lo que pasa buscando adhesiones y convencidos en la necesidad de federalizar el conflicto para hallar prontas soluciones. La situación es tan delicada que también requeriría de la atención de los medios nacionales, que sólo parecen estar abocados a las problemáticas que suceden en los grandes centros, sin reparar que el impacto de difundir con mayor énfasis las reacciones populares de otros lugares de Argentina también contribuiría a encontrar una salida.
Ante las circunstancias álgidas y violentas, con cortes de ruta y la intervención de la Gendarmería, existen hechos de represión y detenciones -recientemente a docentes-, que obstaculizan el diálogo y la posibilidad de acuerdos.
Estos hechos expresan las dificultades que, por ejemplo, tienen los gobiernos personalistas para ejercer el poder: sin el líder original, los reemplazos suelen ser ineficientes, débiles y sometidos a la presión de los grandes grupos hegemónicos, que -lejos de pensar en el bien común- se ocupan en no ceder posiciones que sean perjudiciales para sus propios intereses.
Con un horizonte delicado, la provincia que vive de la pesca y el turismo se encuentra ante el panorama más complicado desde el retorno de la democracia. Saber qué pasará es una incógnita.