Hacer patria

Nicanor vive en San Juan y hace poco más de un año fue noticia por fundar su propia escuela en el patio de su casa.

Allí recibe a un grupo de aproximadamente 30 niños como él, a quienes les enseña lo que aprende en su recorrido escolar.

Detrás de este gran gesto -puro y espontáneo- subyace la adversa realidad de un país cuyas políticas de Estado siguen siendo débiles para contener las demandas de un importante sector de la ciudadanía que habita la exclusión.

Más aún: que su historia llegue a los medios masivos de comunicación pone en riesgo la naturaleza del mensaje. Presentar su caso como una hazaña a imitar es hacer culto a la meritocracia; es decir, avalar que cada uno es resultado de sus propios esfuerzos individuales, restándole así importancia a la influencia del contexto.

«… La abuela Ramona también participa preparando la merienda para los chicos. Ella no puede contener la emoción que le genera ver el gigante acto de su nieto de 12 años. Dice que está ahorrando para comprarle a Nico una bicicleta nueva para su viaje de 40 minutos hasta la escuela y que ruega cada noche para que el pequeño pueda superar las adversidades: ‘Sólo le pido a Dios que me dé vida para pagarle los estudios‘…»

En la previa de un nuevo 25 de Mayo propongo brindar por el compromiso y la solidaridad de Nicanor Quinteros, alguien que desde su voluntad y solidaridad señala cuál es el camino. Tenemos mucho que aprender de él.

Nicanor

 


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