Siempre que mires tu bandera, imagináte a un montón de gente como vos.
Algunas personas logran vivir con dignidad: tienen familia, afectos, educación, vivienda y trabajo.
Otras, no. Habitan desgarradas por una tierra en la que también suceden injusticias, episodios de violencia, humillaciones, pobreza y soledades.
Es verdad que nadie queda exento de atravesar experiencias de dolor y pérdida.
Hay quienes ríen y quienes no.
Están aquellos que cosechan ilusiones y los que apenas pueden terminar el día.
Los que son capaces de dar la vida por el otro y los que solamente piensan en sí mismos.
¿Pero sabés qué?
La patria es esa entidad que nos involucra a todos.
Los próceres y los caudillos.
Los ciudadanos de ayer, hoy y siempre.
La clase dirigente que miente y el pueblo que le cree.
O los políticos que dicen la verdad y la población que desconfía.
Los héroes de Malvinas.
Los desaparecidos en gobiernos totalitarios y también en democracia.
La patria sos vos cuando vas caminando por la calle y tenés que elegir entre hacer algo loable por el otro que a su vez te dignifique o dejar pasar esa oportunidad porque el egoísmo es tu mejor aliado.
Es poner el cuerpo o querer el facilismo.
La patria soy yo cuando estoy escribiendo este texto con deseos de que el mensaje vaya más allá de mí mismo.
Pasa por vivir y hacerse cargo.
La patria somos todos desde que despunta el alba hasta el ocaso.