El 7 de mayo de 1919 nacía Eva Duarte, figura clave de la historia argentina y símbolo de una generación que trascendió a su propio tiempo.
Fue artífice sustancial que contribuyó a darle épica y poesía al movimiento peronista: en ella se sintetizaron las voces de los sectores históricamente excluidos.
La mujer.
Los ancianos.
Los niños.
Los obreros.
Todos ellos se vieron representados por el carisma y la entrega de una persona que revolucionó la forma de hacer política.
Cercana al pueblo, rompía con esas barreras que separaban a la clase dirigente del común de la sociedad.
Sus discursos conmovían por su pasión y convicción.
Empoderó a los humildes y supo humanizar la investidura de Perón: al ser su pareja, le dio un halo de sencillez y popularidad que ayudó a la construcción del mito y el relato.
Murió a los 33 años, víctima de una enfermedad terminal.
Ese destino trágico también la elevó a la categoría de ícono patrio.
Asimismo, su vida y obra alcanzaron relevancia internacional.
A 100 años de su nacimiento, Evita sigue siendo esa bandera que flamea como nostalgia de conquistas del presente; y es fundamento de la incesante lucha ante tantas postergaciones que vive gran parte de nuestra población.
Foto: El País