Omar Borcard es un albañil de 64 años de edad, oriundo de Villa Elisa (Entre Ríos).
Durante 168 domingos -alrededor de cuatro años- construyó con sus propias manos un cine sobre el techo de su casa, luego de que en la localidad donde vive cerrara sus puertas el único que había.
Ofreciendo mucho esfuerzo, pasión y compromiso con la comunidad, este hombre humilde que trabajó toda su vida para cobrar alrededor de -apenas- $6 mil de jubilación, lo hizo posible.
Sin ayuda oficial pero con el acompañamiento y apoyo de los vecinos, edificó una sala de proyección que abre desde fines de febrero hasta la Navidad de cada año.
El valor de la entrada es de $20, «para que ningún pibe se quede sin la posibilidad de ver una película.»
Omar nos recuerda que el cine es un bien cultural y, por lo tanto, un derecho: educa, integra, comunica, emancipa, contiene.
Hoy su historia -que de alguna manera evoca la de Cinema Paradiso– llega a la pantalla grande gracias a la directora Luz Ruciello, quien en un paseo que realizó hace algunos años dio con este noble acto de amor de una persona que nos enseña valores como la solidaridad, la sencillez y la convicción de que los sueños pueden ser posibles.
Por más aventuras así, de esas que abrazan y conmueven.
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# UnCineEnConcreto (Para más info, leé la nota que salió en La Nación y escuchá la entrevista radial en Basta por FM Metro 95.1).
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Foto: La Nación