Entre la ficción y el documental se pueden contar muchas historias; y cuando ellas trazan puentes con el pasado y la memoria, las significaciones adquieren una dimensión política que merece ser tenida en cuenta.
En la localidad de Puerto Pirámides, provincia de Chubut, hay un hermoso paisaje cercano al mar, pero sus calles no tienen nombre; y es por eso que una docente de una escuela, acompañada por sus estudiantes, diseña un proyecto para otorgar sentido y significación a un pueblo que todavía no había pasado por la experiencia de narrar así su propia vida.
Sin actores profesionales, a excepción de las interpretaciones de Eva Bianco y Mara Santucho, la película cuenta con el aporte de los lugareños. Todos ellos comienzan a recorrer un pueblo lleno de anécdotas y voces motivadas por reconstruir su origen.
De hogar en hogar, la escuela se acerca a la comunidad visitando a personas que guardan para sí secretos que salen a la luz; y es entonces que Puerto Pirámides tiene una rica historia nunca antes contada.
Los estudiantes, mientras caminan y conversan sobre esa suerte de ritual de iniciación, descubren un mundo que había estado ausente a sus miradas; y desde entonces, aprender ciertos sucesos deviene un compromiso innegociable. Luego, en un acto que defiende los valores de la democracia, se organiza una votación para que los ciudadanos elijan los nombres que pondrán a todas y cada una de sus calles.
Es así que personas anónimas adquieren la entidad de fundadores, emblemas, símbolos e íconos; todas ellas congregándose en un recorrido que pretende rescatar del olvido a gente capaz de construir un porvenir sin saber que en cada huella se sembraba un destino hoy recuperado.
A tal efecto, la escuela se reinventa para garantizar derechos como el de la identidad. El ejercicio de la memoria también se pone de manifiesto al empoderar a sujetos que hicieron patria en un suelo desprovisto de una tradición que diera cuenta de la historia de un lugar. La oralidad no alcanzaba para saber tal o cual detalle; era necesario un impulso más: el de su consolidación a través del nombre de sus calles.
El cine experimental enseña que el arte no es algo menor para toda sociedad; y que a partir de sus manifestaciones puede evocar acontecimientos llamados a entender cómo es el presente.
Las calles es una película dirigida por María Aparicio (Córdoba, 1992), joven realizadora que en 2016 obtuvo el premio a la Mejor Dirección en la 18va edición del BAFICI por la categoría Competencia Internacional Latinoamericana.
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Ficha:
– Dirección: María Aparicio.
– Guión: María Aparicio y Nicolás Abello.
– Fotografía: César Aparicio.
– Montaje: Martín Sappia.
– Música: Fernando Uñates.
– Intérpretes: Eva Bianco, Mara Santucho, Gabriel Pérez.
– Duración: 81 minutos.
– País: Argentina.
– Año: 2016.
– Calificación: 7 (siete).
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Foto: Film Affinity