Durante muchos años, Miguel se presentaba semana a semana en una cárcel de mujeres. Allí llegaba con la ilusión de poder abrazar determinadas causas un tanto ajenas en la agenda del Estado.
Miguel cuenta aquellos inicios en que la idea principal era llevar a cabo un simple taller literario para que personas privadas de su libertad tuvieran la chance de expresarse. Y agrega, en su relato, la profunda tristeza de no haber podido disponer de elementos simples e indispensables para tal propósito: por ejemplo, contar con lápices y hojas.
El único motivo que impulsó a Miguel fue la conciencia humanitaria de pensar en el otro, darle voz a quienes no suelen tenerla, dignificar la vida de gente que necesita vencer la estigmatización social para dejar de pensarse en términos de reclusión y valerse como cualquier otra persona.
Aquel proyecto literario devino otro más intenso y transformador: un taller de teatro en que los sueños se convirtieron en palabras y las palabras dieron lugar a las acciones.
Miguel se puso al hombro algo más que una causa. Su compromiso ejemplar tuvo el efecto multiplicador de conmover a los demás, visibilizando realidades a los fines de dotar de sentido un montón de vidas que no logran ver el sol y transitan día a día con el peso de decisiones que quisieran nunca haber tomado.
Miguel fue testimonio de amor, humildad y comprensión en contextos vulnerables. Gestionó visitas a escuelas de la ciudad para compartir el trabajo teatral con sus alumnas; y en todos esos lugares fue muy bien recibido para que junto a las mujeres del taller le contaran al mundo que más allá de errores y equivocaciones, todos merecemos segundas oportunidades.
Miguel se emociona al evocar esos tiempos en que el corazón se abrió de par en par por parte de instituciones educativas que pusieron a disposición el espacio y la compañía para colaborar con la causa: además de la escucha atenta, se juntó alimentos.
En 2015, nuestra escuela dijo presente y también visitó la cárcel, llevando a cabo una obra de teatro en que adolescentes y adultos difundieron un mensaje de profundo abrazo compartido.
Hoy la vida de Miguel transita otros caminos.
Ya no visita la cárcel de mujeres, simbólicamente preso –justamente preso- de una burocracia que lo único que hizo fue alejar a quien pretendió ayudar sin condicionamientos.
Miguel es una bandera aunque ya no haga los talleres y su dolor también sea el nuestro: por cuestiones ajenas a su voluntad, la tarea que impulsó no fue un espacio ganado; y hoy tenemos el desafío de que esa herida social pueda ser revertida.
Miguel nos enseña que un mundo mejor puede ser posible, que las políticas de Estado deben acompañar y contener sin condenar, que queda mucho por hacer y que es posible devolver una sonrisa en contextos de lágrimas y desolación.
Miguel nos invita a despojarnos de nuestras miserias y vencer los prejuicios. Su activismo merece destacarse y no perderse en el olvido.
En el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, Miguel es de esas personas que iluminan y permiten creer que, con nuestras singularidades, todos somos UNO.
ADRIANO
(Martes 12 de octubre de 2017,
homenaje a la labor de Miguel Di Benedetto,
hombre honesto y noble que tenemos la oportunidad de conocer; hoy lo invitamos para darle un merecido reconocimiento).
Foto: http://www.mundotkm.com