El cine tiene una recurrente tradición en retratar temas vinculados a la educación; y a tal efecto, bastaría mencionar realizaciones como La sociedad de los poetas muertos (1989), Los coristas (2004), La Ola (2008); y en clave de documental, La educación prohibida (2012) pretendió ilustrar los avatares de un sistema que parece haber quedado obsoleto y que, aún así, se vuelve mucho más necesario que nunca.
En Uruguay, el realizador Federico Pritsch se animó a la travesía de llevar a cabo un proyecto con estudiantes secundarios de un Liceo de Montevideo. Convocó a jóvenes entusiastas que participaron de una propuesta conjuntamente a los docentes y la comunidad educativa de la institución. El resultado está a la vista: una producción sencilla y profunda, espontánea y contundente, que apela a rescatar aquellas experiencias cotidianas desde el propio lugar de los hechos.
La película comienza con escenas de aula, donde una docente intenta motivar a estudiantes que, algo común en los adolescentes, viven una realidad mucho más atractiva por fuera de la escuela que dentro de ella. Aun así, se destacan valores importantes (la autoridad y el respeto hacia profesores que tienen vocación; el compañerismo que hace unión en la diversidad; y el lugar especial que las familias le dan al estudio como fuente de progreso y superación).
Cometas sobre los muros (estrenada en el Festival Cinematográfico Internacional de Uruguay) tiene la virtud de combinar la filmación profesional con el aporte casero y amateur de sus propios protagonistas, que se visualizan así mismos en situación familiar, estudiando, en tiempo libre, compartiendo con amistades o recibiendo el reto de algunos adultos.
La propuesta, de por sí emancipadora, apela al compromiso de personas que también hacen al proceso formativo, siendo partícipes esenciales de una hacer educador que nunca podrá ejercerse en soledad.
Los deseos, ánimos, frustraciones, sentimientos, expectativas, se ponen de manifiesto en una comunidad que naturaliza la presencia de las cámaras luego de un tiempo de preparación que implicó el explícito compromiso de los involucrados, a los fines de lograr una película que permite comprender el universo escolar en su múltiple dimensión; y no solamente ello, sino que a su vez está en condiciones de brindar pautas precisas para que, llevadas al campo de la acción, puedan resultas óptimos recursos de transformación.
Para el final, una perla en el archivo: el testimonio de los actores de ocasión, que dos años después reflexionan en perspectiva sobre su participación.
Con una puesta cuidada, inteligente, simple y a la vez efectiva, Federico Pritsch sale al encuentro de un mundo ajeno para muchos, idealizado para otros, y generalmente conocido para todos, logrando que su ópera prima sea de interés particular para quienes trabajan en docencia pero también para una sociedad que reclama a las escuelas muchas de las exigencias que no tienen para su propia vida.
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Ficha:
– Dirección: Federico Pitsch.
– País: Uruguay.
– Año: 2014.
– Género: Documental.
– Calificación: 8 (ocho).
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Foto: http://www.elpais.com.uy